miércoles, 7 de noviembre de 2007

Libiamo ne' lieti calici

El día había sido largo y tedioso. Desde el madrugón a las cinco de la mañana para tomar el puente aéreo, y el lento recorrido en taxi hasta la oficina de Madrid atravesando los interminables atascos desde el aeropuerto. Y después, una tras otra , las interminables reuniones de trabajo hasta las ocho de la tarde, interrumpidas por unas breves paradas de café y cigarrillo y un rápido, escueto y reseco sandwich al mediodía para almorzar.

Tenía media hora para darme una ducha rápida antes de que Laura pasara a recogerme y salir a cenar. Ella es mi brazo derecho en la oficina de Madrid. Tiene 33 años, es de de complexión pequeña pero bien proporcionada, de cabellera negra como el azabache con unos grandes y claros ojos azules, ligeramente saltones, que contrastan con su oscuro cabello. Es vivaz, inteligente y despierta, lo que en su conjunto podría tildar de pizpireta. Llevamos diez años trabajando juntos y mi confianza en ella es plena. Es tenaz, resolutiva y muy trabajadora. A pesar de su pequeño tamaño, tiene un carácter fuerte que no duda en emplear cuando conviene, sobre todo en las situaciones críticas. En el plano personal es muy reservada. A pesar de los diez años que nos conocemos, no se mucho de su vida personal. No tiene pareja, posiblemente porque no ha encontrado a su hombre ideal. Conociéndola, habrá puesto el listón muy alto. Así como en temas de trabajo es sumamente dicharachera, en temas personales se muestra muy reservada, se acoraza como en un búnker y evita tratar de este tipo de temas. No había tenido ocasión de hablar con ella en todo el día y teníamos varios temas pendientes que resolver. Usualmente aprovecho mis noches en Madrid para salir a cenar con compañeros de trabajo y miembros del equipo, ocasión que aprovecho para conocer los avances en los proyectos y ponerme al día con los últimos chismorreos locales propios de cualquier multinacional.

En esta ocasión íbamos a cenar solos. Así que, ¡que demonios! quería algo especial para la ocasión. No quería que fuese otra cena de trabajo como las habituales. Tenía pensado el sitio adecuado para una ocasión como esta.
A las nueve, puntual como siempre, pasó a recogerme por el hotel. Le indiqué la dirección del restaurante en donde había efectuado la reserva y nos dirigimos a través de la castellana hacia el restaurante. Afortunadamente, el restaurante disponía de aparca coches, ya que aparcar en Madrid es misión imposible. El restaurante estaba ubicada en una antigua mansión, a la que se accedía por un pequeño jardín y a unas escaleras que daban a un pequeño recibidor.



Enseguida nos atendieron y nos dirigieron a la mesa reservada. La estancia estaba decorada con gusto, acorde con la arquitectura de la casa. Presidía el comedor un enorme piano de cola situado justo en el centro, y alrededor las mesas iluminadas con velas, daban un ambiente cálido y acogedor. Nuestra mesa estaba en en centro de la sala, al lado del piano.


La carta la componían unas frases sugerentes para cada plato. Ese tipo de carta que casi es más complejo componerlas que cocinar los sugerentes platos que enunciaban. Así que nos dejamos llevar por una sugerente Crema de boletus con huevo explosionado y el Bacalao ajoarriero con tosta amapola. La bebida ya es otro cantar, pues Laura no bebe prácticamente nunca. No obstante siempre le insisto en probar diferentes vinos, con la esperanza de que algún día llegue a a apreciarlos. Para la ocasión pedí una botella Chardonnay bien fría, que sin duda acompañaría estupendamente los platos escogidos.

Al principio la conversación se centró en los temas de trabajo pendientes. La marcha de los proyectos, la situación con los clientes y los temas de personal. Como siempre, Laura traía los deberes hechos. Su informe de situación fue conciso, centrándose en los problemas a resolver y sus posibles opciones. Tras tanto tiempo trabajando juntos, ya nos conocíamos lo suficiente como para saber que es lo que queríamos el uno del otro. Así que, acabado el primer plato, ya habíamos despachado todos los temas pendientes.


Al llegar los segundos, el pianista y comenzó a tocar una pieza conocida. Laura se sobresaltó un tanto, no sólo porque estábamos justo al lado del piano, si no porque en lugar de una melodía ambiental, como podría suponerse, el pianista marcaba unos compases con ritmo y fuerza:


¡Chim, pom, pom; Chim, pom, pom,...!

El camarero, que previamente nos había escanciado el Chardonnay en ambas copas, se quedó mirándonos y, sin previo aviso entonó un:

Libiaaaaamo, libiamo ne'lieti caaaaalici
che la belleza infioooooora.
E laaaa fugge-fuggeeeeevol
oooooooora s'inebrii

a voluttà [...]
Libiamo, amore fra i calici
più caldi baci avrà.

Al pronto, el resto de camareros, realizando sus labores en el resto de mesas le responden a coro:

Ah, libiamo;
amor fra i calici

Più caldi baci avrà

Por las escaleras, descendiéndolas pausadamente, una camarera continúa con:


Tra voi tra voi
saprò dividere
il
tempo mio giocondo;
[...]
Godiam c'invita un fervido
accento lusighier.

En un crescendo imparable, soprano, mezzo, tenor, bajo y piano, enmudecen a una sala atenta al desarrollo de los acordes de La Traviata.



Tras los aplausos de rigor, y la vuelta a sus quehaceres por parte de los camareros, me vuelvo hacia Laura. Para romper la perplejidad de su rostro, cojo la copa de vino y mirándola fíjamente le asevero que no hay brindis más famoso que el que Alfredo le dedica a Violeta en el primer acto de La Traviata. Casi como un robot, devuelve el brindis con un suave chisquear de nuestras copas... Libiamo ne' lieti calici, bella Laura.

Sabía fehacientemente que no era una adicta a la música clásica, por ende tampoco a la ópera. Pero esta era mi sorpresa, y no había hecho más que empezar. Casi no me da tiempo de explicarle que La Traviata de Verdi es una adaptación de La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas; una sinópsis sobre el amor que Alfredo Germont profesaba a la conocida cortesana Violeta Valery y como ella lo rechaza regalándole una Camelia al pobre y decepcionado Alfredo.

El resto de la velada se veía interrumpida por el pianista y los camareros deleitándonos con arias, duetos y coros de conocidas óperas de Puccini, Mozart, Bizet, Verdi... Laura, se fue dejando llevar por la música, y en algún momento álgido de una aria, hasta se le humedecieron los ojos. Al igual que los sones de las trompetas derribaron los muros de Jericó, la ópera derribó los muros de Laura. Nuestra conversión versó a temas mas íntimos y personales, sobre gustos y apetencias, sobre deseos y anhelos, esperanzas y desilusiones.

La cena duró casi cuatro horas. Los cantante-camareros fueron excepcionales y agradecían los halagos del público con nuevas piezas. La belleza de la música, la calidez de la atmósfera, proporcionó el entorno adecuado. Ahora conozco más y mejor a Laura, también ella a mi. Y seguramente estaremos mas unidos y compenetrados que antes.

Me encanta cuando se logran este estado de situaciones.

24 comentarios:

Mandarina azul dijo...

A mí también me encanta, Luigi :)

Te felicito por ello y por tan estupenda cena y sus efectos secundarios.

¡Tienes que decirme dónde está exactamente esa maravilla de restaurante!

Y ahora... ¿brindamos?

¡Un beso!

Luigi dijo...

Faltaría más no es ningún secreto:

La Favorita
C/ Covarrubias, 25
Madrid
91 448 3810

NoSurrender dijo...

Bueno, yo tengo que viajar a Barcelona la semana que viene por temas de trabajo. Pero no me cabe la menor duda de que el gerente con quien estaré allí no me tratará así.¡Y mejor que no lo intente! :P

humo dijo...

Ya conozco La Favorita, de modo que me he quedado con ganas de saber el contenido de vuestra conversación personal...

Miss.Burton dijo...

MADREMÍAAAAAAAAAAAAAA¡¡¡ Estás seguro de que era un restaurante???¿¿¿ QUÉ PASADAAAAAAAAAA¡¡¡ Pues me alegro de que tengas unas compañeras de trabajo tan efectivas, y agradables, lo que no me queda claro es porque esta mujer se atrinchera así en lo personal, y cómo acabó la noche, canalla.... eso es secreto???¿¿ Precioso la anécdota... ya me hubiera gustado a mi estar allí, nene, .... ahora pienso ir, en cuanto pueda¡¡¡
UN BESAZO, QUÉ SUERTE TIENEN ALGUNAS...

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Qué bueno!!! ¿Y antes de ir no sabíais de las "delicatessens" del lugar? EStoy deseando probar esos platos cantados.
Una vez me sucedió algo similar, pero fue en un restaurantito (pequeño y modesto) mexicano; en esta ocasión con mi jefe. ¡Unos mariachis nos cantaron el Bésame mucho creyendo qu éramos pareja mientras nos traían los platos! Y fueron muuuuy insistentes.
Besos cantarines
Hoy hay cine en el cabaret!!!

Mandarina azul dijo...

¡Merci, Luigi! Tomo nota. ;)

Luigi dijo...

Apreciado Nosurrender:

Lamento no poder recomendarle un restaurante similar en Barcelona, no somos tan originales. Casi mejor, no fuera a ser que su gerente se pusiera tierno :-)

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Querida Humo:

Lo mejor es llevar a alguien que no sepa de que va. La cara de sorpresa que se les pone vale la pena. Sobre el reto de nuestra conversación... sólo le diré que, lamentablemente, no acabó como unos de sus excelentes relatos ;-)

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Querida Delirium:

Tiene usted razón, me considero muy afortunado por el equipo de trabajo que tengo.

La noche acabó... como tenía que acabar, con un casto beso de buenas noches (no sin grandes esfuerzos por contenerme, se lo puedo asegurar.)

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Querida Madame:

Conocía la actividad, pero no había visto la carta previamente. Se come bastante bien, en especial el festival de chocolates en los postres.

Dígame, con tanto mariachi, no complació a su pobre jefe? Hay que ver que dura que es usted :-)

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Querida Manda:
¿Montamos uno similar en Teruel cuando me venga a vivir?

Usted canta y yo le acompaño a la gaita. Portentoso.

Margot dijo...

Tú sí que sabes agasajar y derribar muros, baby!

Soy de la opinión de que "conocer" al otro siempre es gratificante y aumenta la confianza en temas laborales. Claro, que tambien soy de la opinión de que hay gente que sencillamente no merece la pena conocer... jeje. Me alegro de que en tu caso no sea así.

Un besote con Puccini al mando.

Luigi dijo...

Querida Margot: Nos pasamos mas tiempo despiertos en el trabajo que en nuestra vida privada. Creo que es importante intentar pasarlo bien en el trabajo. Que por mi no quede.

alfonso dijo...

Quisiera se Laura

Luigi dijo...

Apreciado Ñoco: Si, claro, pero, ¿Porqué tiene esas orejas tan grandes? ¿Y ese hocico tan largo? ¿Y esos dientes tan afilados?

Mandarina azul dijo...

Luigi, vale, trato hecho. ¿Pero quién de los dos sacará a bailar a la cabra?

Tosino dijo...

a mi no me guhataria que me explosionasen ansi que el huevo dle menú poziblemente ehtaría amargando, ¿Te paresió?.
Oyesss, que me ha gustao mussho tus motivoh para haser un blos, la gente del campo no se stresa pero eh que ya somoh brutos de por sí.
Bezos pa tí.

Luigi dijo...

Mi querida Tosino: Le prometo que el último que quisiera al que le explosionaran un huevo es a un servidor de usted.

Coco Becerra (Pepe Boada) dijo...

Campanudo Luigi, veo que su interés ha ido a centrarse en una mujer singular, no podía ser de otra manera. (Bueno, sí podría haber sido de otra manera, pero las féminas plurales exigen la participación de todos nuestros amigos y familiares; con lo que nuestro interés suele convertirse en intereses -por aquello de la plusvalía- y como todo lo económico suele acabar defraudando a hacienda, que somos todos).

Le début de l'amour... Ay, cómo le envídio, Don Luigi.

Luigi dijo...

Creáme si le digo que es la primera vez que oigo que la mujer genera intereses.

Mas bien genera gastos, deducibles por cierto, de la cuota líquida.

L_Y_R dijo...

te leo luego!! prometido!!!! solo paso a decirte que estoy viva! que ay que ritmo de vida! pero que te quiero leer!! muaaaaac!

Zebedeo dijo...

Si dicen que la música amansa a las fieras, que hará con las que no son tan fieras :)

Bromas aparte, muy bien hecho por tu parte, por lo menos que no se diga que no has intentado crear un ambiente favorable.

vaderetrocordero dijo...

No esperaba menos de tí, sibarita! Eres todo un gourmet vital! Fíjate que el otro día estaba hablando del Chardonnay y me acordé de ti... Muy buen post, muy entretenido y una gran situación que contar.
¿Como dices que se llama el sitio? Para cuando tenga pasta (si es que eso ocurre algún día).

Luigi dijo...

Querida Lyr:

Que vida agitada que nos lleva últimamente. Que sea para bien, ya nos contará.

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Apreciado Zebedeo:

Razón no le falta, pero evito probarlo, que la tentación vive en la puerta de enfrente :-)

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Apreciado Vaderetro:

Es el restaurante La Favorita, los detalles los tiene en un comentario anterior. Eso si, prepare la cartera, a mi me soplaron 140€, aunque confieso que los pagué muy a gusto.

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Ardo en deseos de leer un nuevo escrito suyooooooooooooooooooo!!!!!
Hace catorce días que no veo esas letras como hormiguitas paseando por su blog. Mi ilusión por leerle aumenta y la paciencia disminuye...
Escriba, mon ami! Escriba!
Un abrazo a estos sus solitarios textos, que hasta nuevo escrito son lo único que me reconforta!!!!
Ay! No sé si podré soportar su ausencia por más tiempo!

reikiaduo dijo...

Muy inteligente, le tuviste que dar mucas vueltas al coco porque la acompañante no era fácil en ese terreno

Además te salió bien

Bravo, bravísimo

Anónimo dijo...

Oí-game por favó!

Usted sabe lo que acaba de hacerme?

Le pienso estar soñando mil lunas llenas -por lo menos- por ese trato tan full que se ha marcado usted, con la compañera de trabajo.
Acabo de entrar en crisis, como no me lleve usté al garito ese. Que traviata, ni que traviatta no, yo quiero el champán. Caray!


Ejem,

yo le puedo solucionar lo de los besos castos. (digo pa variar)


Ejem,



El caso es que de RIP nada. Eh?

Vivita y coleando. Y cogo el hilo, qué conste que le cojo el hilo...

Pos eso,

que estoy aquí, allí....y en tós los lados!

Millones de besos baby!
Oh baby!