jueves, 30 de agosto de 2007

Bocataculo de playa

Odio la playa. Nunca me ha gustado porque está llena de gente y de arena. La gente no me gusta porque soy un ser antisocial ni la arena porque se te mete por todos lados y resulta molesta, aunque no tanto como la gente. Por este motivo, he pasado las vacaciones de los últimos doce años en Menorca.

Parecería estúpido por mi parte ya que Menorca está llena de playas, maldición que tienen la mayoría de las islas. Pero lo cierto es que tengo la fortuna de estar en una finca rural justo en medio de la isla, rodeado de... nadie! La casa está situada en medio de unas colinas a la que se accede por un camino de tierra hasta llegar a un pequeño valle orientado al sur. Reina la paz y la tranquilidad, en la que la tarea mas ardua a realizar es la Falangopodometría. Otrora era una finca rural que vivía de la siembra de cereales y el cuidado de rebaños de vacas que vendía la leche a los de los quesitos del Caserío. En la actualidad casi no se siembra y ya no tienen los rebaños de vacas, gracias a lo cual ha disminuido drásticamente la afluencia de mosquitos y ratones. Quedan algunas parcelas de trigo para que las perdices críen y una zona de huerto donde se cultivan tomates, sandías y melones que recolectamos diariamente para el consumo propio. También se crían unos genuinos burros, orejudos y espabilados que cuando se juntan son de lo más parecido a un Consejo de Ministros. Especialmente hay uno que guarda un parecido asombroso con nuestro ministro de exteriores, no por su físico (él tiene una magnífica estampa, el burro, claro), sino porque cosa que hace, cosa que la caga. Ya me estoy enrollando con lo que no venía cuento, el tema versaba sobre la playa

Algún que otro día me toca ir a la playa. Por aquello de que en vacaciones hay que estar en familia, aunque sea un rato. Como cada año, he ido un par de días a la playa. Solemos escoger calas poco transitadas por el turismo inglés, en función de los vientos dominantes del día. Si sopla norte, vamos a las playas del sur. Si sopla sur, pues a las del norte.

Cuando me toca ir a la playa, me toca hacer de auténtico típico turistón peninsular, gorrito, gafas de sol, albarcas... kit al completo, vamos. Solemos quedar con todo el familión, cargados de sombrillas, toallas, neveras, cestas con los bocatas y tupperwares con ensalada de tomates y sandía cortada. Patético y a la par inevitable. Aquel día soplaba norte, así que fuimos a la playa de San Adeodato, justo al sur de Es Mitjorn Gran. Tiene un chiringuito de toda la vida, "Es Bruc", que es unos de los pocos sitios en los que aún puedes comer o cenar por un precio razonable. La playa de San Adeodato es de arena blanca, al pie de la urbanización de Santo Tomás compuesta por un conjunto chalets ajardinados con gusto. A la izquierda se extiende la playa de Santo Tomás, a la que suelen acudir los huéspedes de un par de hotelitos, y a la derecha se extiende la playa de Binigaus, una playa virgen y nudista.

Acampamos en el sentido literal del término, como tantos otros grupos familiares, cerca de la orilla para poder controlar bien a los pequeños. Lo cierto es que estamos bien coordinados y en un santiamén clavamos las sombrillas en paralelo, situamos las neveras al resguardo del sol y extendemos las toallas alrededor. En San Adeodato abundan el turismo nacional y los grupos familiares como el nuestro, ya que es una playa muy apta para tienen niños pequeños: Arena fina, el mar cubre muy lentamente, y el chiringuito a unos pocos metros para atender esfínteres revoltosos.

Al rato se hizo la hora de comer, así que nos aprestamos a abrir bolsas de bocadillos y bebidas. Menú del día: Bocata de lomo rebozado, ensalada de tomates aliñados y Sandía del huerto. Desenvolví con cuidado el papel de aluminio del bocadillo mientras, sentado en la arena, contemplaba el azul turquesa del mar. Me aprestaba a hincar el diente cuando repentinamente, un hombre de unos 50 años, calvo y completamente desnudo se interpuso de espaldas a mi cortándome en seco mi idílica vista al mediterráneo. Para acabar de redondearlo, el hombre tiene la ocurrencia de lavarse las manos en el mar, inclinando su torso 90 grados al frente, acto que provocó que su blanquecino y fláccido culo se abriera para mostrar un esperpéntico ano peludo con tarzanetes incluidos.

Allí estaba yo sentado a la orilla del mar, con mi gorrito, mis gafas de sol, mi bocata a escasos centímetros de una boca abierta e inmóvil, y un culo espatarrado a unos escasos dos metros. El esperpento subió de tono al llegar la parienta; una mujer obesa, bajita, rechoncha, con unos senos fláccidos en forma de uve invertida cuyos pezones señalaban groseramente a los dedos gordos de sus pies, una colección incontable de michelines que desmerecían a la conocida mascota del fabricante de neumáticos y un vientre lánguido de tal guisa que el ombligo quedaba a la altura mas baja de su pelvis, afortunadamente. En un instante se colocó al lado de su hombre y miméticamente se dispuso a lavarse las manos en la misma posición que su pareja. Hecho tan singular permitía comprobar sin grandes cálculos que los glúteos de ella eran, cuanto menos, diez veces mayores que las de él. Agradecí enormemente que tanta masa de carne impidiera, a diferencia de su pareja, mostrar detalles se su esfínter o cosas aún peores.

La mujer volvió a su toalla, unos cuantos metros detrás nuestro. El hombre permaneció en la orilla unos instantes y comenzó a pasear a izquierda y derecha por la orilla, cambiando su dirección cada 20 metros. Parecía buscar algo en la orilla mientras caminaba, tratando con la cadencia de su paso, bambolear a un minúsculo pene apoyado tímidamente en unas pelotillas de color sonrosado. Finalmente logré reaccionar a tan grotesca visión y opté por guardar el bocadillo para una mejor ocasión a la par que me tumbé en la toalla, asqueado.

Pero mis primas, que son de Madrid y por tanto muy chulas ellas y que también habían sido agredidas visualmente, optaron por pasar a la ofensiva. Cada vez que el hombre pasaba por delante de ellas, le lanzaban una risitas de burla, hasta que una de ellas exclamó en voz suficientemente alta para ser oída un "¡yo también estaría preocupado buscado el trozo de pilila que se me ha caído!", acompañado de un coro de risotadas, no sólo de nuestro grupo, si no también del resto de bañistas alrededor nuestro.

Por fin el hombre pareció percatarse del ridículo, recogió a su parienta y abandonaron la playa. Tal vez me hay vuelto un carca. Me gustan las mujeres desnudas si tienen un cuerpo medianamente bonito. No me gustan los desnudos integrales masculinos, no porque sea homófobo, si no porque no veo la estética de la pilila y las pelotitas por ningún lado. Tal vez sería mas condescendiente en el caso de los especímenes de esa tribu del sur de África que retrababa con fervor una famosa fotógrafa alemana, lo cuales tenían un pene que, en estado flácido, les llegaba a la altura de las rodillas. Si alguien así se paseara como este hombre, creo que le haríamos la ola entre vítores y aplausos. Quienes no estamos dotados de tamañas virtudes, tenemos sitios indicados para poder practicar el nudismo sin ningún tipo de problema. O, por ejemplo, nos ataviamos con una bonita falda escocesa, que en mi caso es como más guapo y elegante estoy.

Lo peor de todo es que, aún hoy en día, no soy capaz de comerme un bocadillo de lomo rebozado.

12 comentarios:

vaderetrocordero dijo...

Que raro, no te imaginaba yo con familia. Y por lo de antisocial parecia corroborado.

Mandarina azul dijo...

Es que siempre es lo mismo. Leerte y que me surjan dudas. Aquí van las de hoy:

1.- ¿La suegra elefanta formaba también parte de este bucólico cuadro familiar?

2.- De ser afirmativo lo anterior... ¿cuántas sombrillas son necesarias para proteger del sol a la suegra elefanta?

3.- ¿La suegra elefanta come bocadillo de lomo rebozado?

4.- ¿Por qué es tan complicado no ponerle ni un sólo pero a un cuerpo desnudo?

De nuevo gracias anticipadas. Este blog me hace pensar mucho.

;)

Arcángel Mirón dijo...

Bueno, cuando quiera disfrutar de la soledad te voy a pedir hospedaje.

Claro que ahí ya no sería soledad.

Qué paradoja molesta (como la arena y la gente).

Luigi dijo...

Apreciado Vadetretro: Sólo de primos hermanos tengo 123. Mi abuela tuvo 10 hijos, 2 varones y 8 mujeres y el médico de cabecera decía de ellas que olían un calzoncillo y se quedaban preñadas. No le faltaba razón.

.......

Apreciada Mandarina: Contesto a sus inquietudes.

1- Nooooo, válgame Dios! Las vacaciones son vacaciones si la suegra queda excluida.

2- Ese es uno de los motivos, precisaría absolutamente todas las sombrillas.

3- Come de todo. Mucho de todo. es más, se lo come todo. Lo de todos.

4- Pues mire Usted, si un cuerpo es bonito, se añaden peros de loa. Si no lo es, al revés. Si uno va a una playa nudista, ni se fija.

Pero en una zona no nudista, de ambiente familiar y con niños, el que se ponga por delante en pelotas es por puro exhibicionismo, por lo ya sabe a lo que se expone. Si lo que tiene que exhibir es deficiente, que no espere alabanzas.

Y la verdad, a mi no se me ocurriría abrirme de culo a dos metros de otra persona. Y menos si esa persona está punto de comerse un bocadillo.

Le ruego que me dispense si este humilde blog le hace pensar, nada mas lejos. Le invito a que se falangopodometre, que es mucho más relajante :)

............

Apreciada Arcángel: Puede Usted venir cuando quiera que yo no esté, y así disfrutar de la magnífica soledad del lugar.

La arena se la puede quitar de un manguerazo. A la gente también, pero suelen entenderlo mal. Los antisociales somos unos seres muy poco comprendidos.

Mandarina azul dijo...

Ya he probado, pero a mí no me relaja. Me relaja mucho más pensar en la suegra elefanta. Por ejemplo, estaba ahora pensando... dada la gran embergadura de la suegra elefanta... ¿se imagina la cantidad de bocadillos de suegra elefanta que podrían prepararse con una sola suegra elefanta? Uf...

Luigi dijo...

Pues pensándolo con detenimiento, se se podría acabar con el hambre en el mundo, oiga! :)

Mel Alcoholica dijo...

También a mí me asaltan las dudas:

Si hablamos de familia, ¿de cuántos niños estamos hablando?

¿Cómo puede comer un bocadillo en la playa si no le gusta la arena, cuando es evidente que los bocadillos en la playa se llenan de arena?

Quizá la pregunta correcta sería: ¿Seguro que no le gusta la arena, puesto que se come un bocata de lomo rebozado de arena?

¿Por qué cuando vas a una playa poco masificada huyendo precisamente de la gente siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, hay un gilipollas con sombrilla, colchoneta, perro, hijos, cesta, tumbona, mantel, nevera y microondas que se pega a tu humilde toalla?

¿Qué es una pilila?

Luigi dijo...

Apreciada Mel:

1- En aquella ocasión 16 con edades comprendidas entre los 4 y 13 años.

2- Gran calvario, no cabe duda. El rebozado es para confundir la arena y así dejar la sorpresa para cada mordisco. Es muy placentero sentir el crujido de los granos de arena y muy beneficioso para la salud dental.

3- Un día realizamos un ejercicio muy interesante. Llegamos los primeros a una playa y decidimos instalarnos en el peor lugar, con más piedras, mas viento, y al lado de una riera con tufos putrefactos. Tal como comenta usted, a medida que llegaba la gente se iba situando bien pegaditos a nosotros. A media mañana cuando todos los llegados estaban copando los peores lugares alrededor nuestro, nos fuimos y nos instalamos en el sitio bueno de la playa y bien lejos de toda la chusma atontada, que se quedaron felices inspirando los túfidos hedores de la riera.

4- La pilila es un minúsculo apéndice que emerge a unos 20 cm por debajo del ombligo a algunos pobres desgraciados a quien la naturaleza les negó un pene.

Gracias por su visita, espero verla de nuevo por aquí.

Zebedeo dijo...

Creo que tengo la solución a su problema. Ahora lo que debe hacer es tomarse un bocadillo de lomo rebozado pero cambiando la ojeriza de gluteos pareja por una chica desnuda con cuerpo escultural. Repítase el remedio tantas veces como sea necesario (el problema es que si son muchas corre el riesgo de engordar)

Debió haberle recomendado al señor que buscara su pilila en objetos perdidos.

Luigi dijo...

Apreciado Zebedeo: Gacasi por su visita y sabio consejo. Por la presente empezaré por declararme homófobo furibundo y quedaré expectante ante el paso de alguna preciosa ninfa bocata en mano. Aunque pensándolo bien, si aparece alguna, lo último que desee sea comerme el bocata.

Respecto al señor creo que ya fue, pero le dijeron que la ofician no se ocupa de objetos tan minúsculos.

MALEFICABOVARI dijo...

Entiendo perfectamente tu aversión a los bocadillos de lomo rebozado... los tomates y la sandía, bien? no? Bueno, que no es plan de eliminar comidas cucas por un par de gordos en la plage. Estoy de acuerdo contigo, en que si uno tiene un cuerpo un poco tridimensional, debería ataviarlo con ropa, o por lo menos, no mostrarlo del todo... pero el sentido del ridículo no se compra, se nace con el, y estos se lo pasaban por el forro. Menos mal que sólo fuiste dos días a la playa, espero ese fuera el último. Ahora cambia el menú, y prueba otra vez. Yo creo que un buen pan con tumaca, y un jamón ibérico, te haría olvidar tremenda experiencia paranormal, te lo dice una mallorquina que se come unos que no veas¡ Antisocial????¿¿¿¿ No me lo pareces, la verdad, creo que cualquiera que intercambie opiniones en un blog así de abiertamente cómo lo haces tú, y con tu educación, no puede serlo. Pero bueno, ya lo iré descubriendo... yo tb me pienso antisocial, pero sólo de la sociedad que no me gusta... y eso... se llamaría ser un poco listo, no antisocial.... apartarse de lo estúpido, y sentirse en la gloria a solas, es sólo tener sentido común y punto. A mi me caes muy bien.
Un beso,
Male

Luigi dijo...

Apreciada Male: Para serle sincero, lo que realmente me vason los chuletones, cuanto más grandes y enormes mejor. Soy vegetariano empdernido de segundo grado, lo que significa que dejo a los bichos que se coman lo verde y luego yo me como a los bichos. Como buena mallorquina, espero que me pueda recomendar una buena botella de vino de DO de Binissalem para regar el chuletón.

Y por supuesto, tenga por seguro que el aprecio es mutuo!