Como no soy del campo, no tengo barranco donde pegar cuatro gritos hasta quedarme afónico. Ni eco al que tocarle las narices. Así que por gentileza de los señores de Google, me permito crear mi barranco particular. Espero que el eco sea tan indulgente como el eco real de la gente del campo. Tal vez el eco se muestre en forma de almas errantes por estos mundos de Internet y quieran compartir gritos, chascarrillos y zarandajas. Serán todos bienvenidos. Menos mi jefe, que si me ve aquí, se acabó cualquier expectativa de aumento de sueldo. Ni mi familia, que se pensarán que estoy más sonado que "La Tomasa", la campana de la Catedral de la Santa Creu de Barcelona.
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4 comentarios:
Ah, se me olvidaba. Que tampoco se enteren mis subordinados, que perederé el poco respeto aún me tienen. Si es que agún día me lo tuvieron, claro ...
bienvenido a este mundillo!!
me ha encantado esto de ver los blogs como el acantilado en el que gritar! (dijiste acantilado? bueno, si no lo dijiste en mi cabeza se ha quedado asi...)
vale... revisado, dijiste barranco... pero bueno... yo grito en los acantilados!
Yo grito en la ducha. Y en sueños. Y cuando me dan una patada en los cojones.
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