jueves, 5 de julio de 2007

Deliriums vegetalis

La sala de de reuniones es espaciosa. La domina una mesa de juntas alargada de madera de raíz pulcramente barnizada, flanqueada por butacas de cuero negro. En una pared del fondo se emplaza una pantalla escamoteable para las vídeo proyecciones y la otra pared la preside un enorme monitor de plasma para las vídeo conferencias. La pared lateral dispone de una hilera de ventanales que dan al exterior, por el cual asoman las hojas palmeadas de los plátanos de la calle.

Sentado en la butaca presidencial, el CFO (Chief Financial Officer) garabatea sobre uno de los informes salido de su portafolios. En la butaca al lado opuesto de la mesa, el COO (Chief operations Officer) conecta nerviosamente su portátil al proyector. Lentamente, la imagen de su monitor se calca en la pantalla de proyección de la sala. A los flancos los diferentes directores de área repasan los últimos datos de la cuenta de resultados que el SAP arroja. Todos visten traje y corbata oscuros, contrastando con las camisas pulcramente lisas y blancas. Ni en un funeral se observaría tal uniformidad de vestuario. La única nota discordante la da la joven secretaria de dirección. Su melena rubia la tiene recogida en un discreto moño y permanece sentada en una silla presta para tomar nota de los comentarios para después levantar el acta de la reunión.


Los resultados no son alentadores, muy inferiores a los objetivos marcados por la corporación. A medida que el COO va exponiendo con detalle las desviaciones, las discrepancias entre los demás directores se acentúan. Cada cual defiende sus gestiones culpando a los demás de las deficiencias. Las discusiones derivan en broncas monumentales. Al poco de empezar todos están de pie gritándose unos a otros simultáneamente. Los rostros, enrojecidos y sudorosos a pesar del fuerte aire acondicionado, muestran odio y rabia.

En el clímax de la algarabía, el COO se descalza su zapato izquierdo y comienza a golpear la mesa con energía. A poco, los demás asistentes callan y se quedan observándole intrigados. Impasible, vuelve a calzarse y comienza a quitarse la americana lentamente, mientras se dirige al fondo de la sala de reuniones. Al llegar al fondo de la pared , en donde se sitúa la pantalla de proyección, se voltea 180 grados, lanza su americana al aire, toma una rápida carrerilla y grácilmente, a pesar de su edad y sus kilos, salta encima de la mesa de reuniones deslizándose panza abajo hacia el CFO. Atónitos, los directores observan su deslizamiento moviendo la cabeza como sucede con los espectadores de un partido de tenis. Al final del otro lado de la mesa el CFO lo ve llegar como un bólido. Expectante, abre los brazos preparándose para recibir al COO quien prosigue su acercamiento a toda velocidad, como si en vez de madera la mesa fuera de hielo. Finalmente se produce el encontronazo. El CFO, que es un enorme alemán, recoge con soltura al COO del tal manera que ambos quedan abrazados y el uno sentado encima del otro. El CFO permanece en su silla, con el COO en sus brazos asiéndolo como si de un recién nacido se tratara. En silencio fija su mirada alternativamente con cada uno de los asistentes. Finalmente espeta con su marcado acento alemán "Cadda offeja con su parreja" y sin más se funde en un tierno y apasionado beso de amor con el COO. Al momento, lo que hace unos pocos segundos eran unas enrojecidas caras de odio de los directores, se transforman en dulces cruces de miradas buscando alguna señal de complicidad. Los más avezados enseguida se toman de la mano y prosiguen el didáctico ejemplo del COO y CFO.

Angustiado, me tiro al suelo y comienzo a gatear por debajo de la mesa, mientras trato de recordar si entre todos los demás éramos pares o impares. Aprovechando un hueco entre dos sillas, gateo hacia la pequeña nevera que hay en una esquina de la sala. Me escondo tras la neverita mientras observo como evoluciona el dantesco panorama. Afortunadamente éramos impares y todos están ya amorosamente emparejados. La secretaria, impávida ante el lúdico espectáculo, se pone de pie, deshace su moño dejando mecer su larga cabellera, se desabrocha la blusa y el sujetador y comienza a bailar una muñeira alrededor de la mesa de reuniones. Sus senos turgentes botan y rebotan al compás de sus saltos y del estribillo que desafinadamente caturrea "Vengo de Ourense, vengo de Luuuuugo, y traigo la gaita, metida en el cuuuuulo".

Abro la neverita y aliviado veo el último Red Bull, lo bebo ansiosamente rogando que me de alas para salir rápidamente de este lugar. Al momento me convierto en un pajarillo que, asustado, revolotea por lo alto de la sala buscando escapatoria. Pero como la conversión aviar es a todos los efectos, decido salir por uno de los ventanales ignorando por completo la existencia del vidrio. El topetazo es de tal magnitud que caigo desmayado al pie del ventanal.

Me despierto cabeza abajo, medio cuerpo en la cama y medio fuera, la cabeza apoyada en el suelo entre la mesilla de noche y el borde de la cama. El hambre aguijonea mi estómago con furia. A trancas y barrancas logro levantarme y llegar hasta la cocina. Acabo de tomar una decisión irrevocable. Las ensaladitas me sientan fatal. A partir de hoy seguiré la dieta del vegetariano de segundo grado. Lo que en román paladino significa dejar que los bichos se coman lo verde, y yo limitarme a comer a los bichos. A pesar de ser las tres de la madrugada, saco un enorme chuletón del congelador mientras trato de calcular la de kilos de verde que tiene que haber comido la vaca para producir semejante pieza.

15 comentarios:

gemmacan dijo...

La cancioncilla de la secretaría ha provocado una contracción de mi vejiga, que casi acaba en bochorno.
Alimentarse de verde reformatea las neuronas, y las dota de un excesivo grado de angustia, que se traduce en sueños eróticos de caracter dudoso.
Aplaudo su decisión chuletona y le animo a olvidar el ceñido bañador, cambiándolo con decisión por la falda escocesa.

PD: que sepa usted que al llegar a su topetazo ventanal, mi vejiga hizo ¡plof!

maite dijo...

muy nítido, lo he vivido!

gemmacan dijo...

Donde dije "secretaría" quise decir "secretaria"
Es que soy muy tiquismiquis, sí.

Luigi dijo...

Los que son las cosas, esta mañana encontré reunidos al CFO y COO y le puedo prometer que me quedé mirándoles durante un buen rato esperando que pasase algo, cosa que afortunadamente no sucedió.

Esa pesadilla verde (por la ensalada) fue tan real...

No obstante, queridísima India, relaje su vejiga, no vaya a afectarle la próstata que no tiene.

Y no dude que estoy preparando una pintoresca ruta del whisky por Escocia para atropellar mas negros y de paso seleccionar el mejor paño para mi falda de baño.

Apreciada Maite, sea usted muy bienvenida a esta, su casa.

rAnita nOe dijo...

Que manera de reírme! Menos mal que sólo fue una pesadilla.. Tú día largo me dió ganas de comer, ahora de reir.. menudo artista!
salu2

Luigi dijo...

Gracias ranita ... ranita? Ancas? hmmmm, ven, ven, acércate ranita :))

vaderetrocordero dijo...

Hombre de poca voluntad, aguante un poco màs!

Luigi dijo...

Incontinente soy, lo reconozco

Mel Alcoholica dijo...

Buf, menuda borrachera pillaste. Te cuento: el choque de cuerpos equivale a la mezcla del alcoholes en tu sangre; por ejemplo, vodka y whisky. Luego te escondes bajo la mesa para esquivar la resaca, y los emparejaientos representan la comprobación de síntomas. Es decir: mal aliento, boca pastosa, dolor de barriga, sudor frío, etc.

Oníricamente, vas descubriendo que tienes todos los síntomas propios de una taja de morirse.

Lo del pájaro, claro, son las ganas de salir volando. El tortazo es que no hay nada que hacer. La chuleta, ya despierto, era tu mejor opción. Te lo dice una experta a quien le espera un domingo muy, pero que muy duro.

maite dijo...

...y los domingos...te saltas la dieta?
un beso

Luigi dijo...

Apreciadísima Mel, puedo jurarle que fué una pesadilla provocada por la dieta. Cuando bebo mas de diez litros de whisky y/o vodka tengo pesadillas similares pero acompañados de los siempre inefables elefantes de color rosa. Le aconsejo que para pasar el domingo menos duramente, abandone las teterías y pubs, que no valen nada, y busque un restaurante polaco, que es la única forma de poder comer decentemente en el país de su majestad.

Nosotras mismas dijo...

Estas cosas pasan...

L_Y_R dijo...

jajajajajajajaja quiero salir en tus sueños!!!!!!! yo estoy alli y me muero de risa con la cancion de la secretaria!!!!! es tan genial ese punto!!!! me pido estar en ellos la proxima vez que te montes historias tan surrealistas!

Luigi dijo...

Nosotras mias, sea bienvenida, no se si estas cosas pasan, pero si pasan prometo filmarlas aunque sea con el teléfono.

Querida Lyr, cuantos días sin verte por aquí! ¿Dónde has estado?

L_Y_R dijo...

... perdida conmigo misma... :) abrazandome y sonriendome...

un beso.